En el primer capítulo de ese libro, el afamado ex regidor podría explicar, por ejemplo, cómo obtener réditos personales y políticos con el obsequio a una productora de televisión de una parcelita dotacional del municipio en el futuro nuevo polígono industrial.
Desgraciadamente para el felón de Hipócrates, afortunadamente para los vecinos, no podrá escribir ese libro de autoayuda para políticos locuaces. Los planes se truncaron un día nuboso de junio. Ese día, nuestro X-Man tuvo que digerir la triste noticia de que ya no blandiría el bastón de mando. De que ya no podría decidir alegre ni caprichosamente ni, sobre todo, para su propio interés, sobre los destinos de la parcelada superficie municipal. La gallina de los huevos de oro voló y le cagó en la mano. Atrás quedaban los recuerdos, de lo que pudo ser y no ha sido. Se le acabó el mangoneo.
Pero esto es tan sólo un rumor. Nadie en su sano juicio sería capaz de regalar una parcelita de titularidad pública a una empresa mediática en beneficio propio. O, conociendo al personaje, ¿tal vez sí?